Si hay algo que me emociona profundamente son las historias de superación de los seres humanos. Sobre todo cuando los protagonistas de esta historia han alcanzado sus sueños superando toda clase de adversidades, como el terror de la guerra, la pobreza o incluso el maltrato.
Es el caso de los integrantes del Equipo Olímpico de Refugiados que, gracias a la ayuda de ACNUR, Amnistía Internacional y el COI, han conseguido participar por primera vez en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Todos ellos llevan a sus espaldas duras y heroicas hazañas que les han convertido en los protagonistas excepcionales de dichos juegos, por su valor, esfuerzo y perseverancia e inspirados por sus mas que nobles motivaciones.
O el de Rose Nathike Lokonyen (atletismo, Sudán del Sur): Además de dinero, cree que la cita de Río sirve para inspirar a los demás. «Si logro mi objetivo, quizás pueda regresar y organizar una carrera para promover la paz y unir a la gente».
O la heroica Yusra Mardini (natación, Siria): Que huyó de la guerra por mar hasta Turquía cuando su embarcación, en la que viajaban otras veinte personas, comenzó a llenarse de agua. En ese momento, la ahora nadadora olímpica, no dudó en lanzarse al mar junto a su hermana Sarah y arrastraron la embarcación hasta la isla de Lesbos (Grecia).
Con su ejemplo, quiero enviar un mensaje de apoyo y esperanza para todas aquellas personas que están pasando por dificultades en su vida, para que confíen en sus talentos y busquen su motivación como motor de superación.